La paz comienza a fraguarse en el corazón de cada uno. No podrá haber Paz dentro de cada uno de nosotros. Paz con uno mismo. Paz con la familia, paz con los vecinos. Paz con los compañeros de trabajo. Paz con los que no piensan como nosotros. Paz con los extranjeros. Paz con la naturaleza,. Paz con la historia, con otras culturas. Paz con la realidad que no comprendemos ni podemos abarcar.
El mundo se rige por la ley del más fuerte, del más poderoso, del más rico … Pocas instituciones se preocupan de los pobres, los marginados, los que lo han perdido todo en la guerra.
No basta con hablar de la Paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla.
Nosotros hoy queremos, como Gandhi, reclamar al mundo que deje las guerras a un lado y que en las naciones de todo el mundo reine la Paz. Que no se juegue con la vida de miles de personas y que no por intereses de dos o tres personas tengan que sufrir millones de personas.
La paz no es únicamente la ausencia de guerras sino que está íntimamente ligada con la garganta y el compromiso de un sistema más justo, donde primen la igualdad de oportunidades y la satisfacción de las necesidades básicas tanto materiales como inmateriales.
Si compartimos, podemos escucharnos e intercambiar ideas; si aceptamos las diferencias podemos respetarnos y relacionarnos en forma armónica, pero necesitamos el compromiso de todos para la existencia de Paz en el mundo.
La Paz empieza desde uno mismo, desde las pequeñas cosas. Luego uno la transmite a la sociedad. No sirve hablar, tenemos que hacer. Así la Paz se irá transmitiendo y permanecerá por siempre.
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